Fachadas de madera coloridas y un ambiente festivo caracterizan este barrio de Veracruz, fundado por esclavos africanos que llegaron al país con los españoles y las plantaciones, ellos se convirtieron en la tercera raíz de la identidad mexicana y veracruzana.
Ciudad de México, 28 de febrero (SinEmbargo).- Veracruz tiene muchos lugares hermosos y para todos los gustos, como Jalcomulco para quienes buscan actividades extremas, Xalapa para disfrutar de la cultura y las bellas tardes, Chachalacas para maravillarse con las dunas de arena, Papantla y la zona arqueológica de El Tajín para recorrer un espacio con mucha historia y conocer parte de la cultura Totonaca, entre muchos otros sitios. En cada lugar siempre hay una actividad que deja una grata experiencia, esa es recorrer sus calles y platicar con la gente.
En la ciudad de Veracruz se encuentra un barrio muy representativo: La Huaca, fundado hace más de tres siglos aproximadamente por esclavos africanos que se instalaron en los márgenes del Río Tenoya, a las afueras de lo que era la ciudad amurallada, ahora el centro del Puerto de Veracruz. Como dato hay que decir que sus habitantes usaban la madera de los barcos que naufragaban y quedaban cerca de la bahía para construir sus casas lo que hizo que se conociera como la «Ciudad de tablas».
Este barrio consta de 8 manzanas, más de 85 falladas y cerca de 14 patios de vecindad, de inicio era una pequeña aldea en la que vivían aproximadamente 500 esclavos, pero se convirtió en un espacio de clase media cuando la muralla que separaba la ciudad fue derrumbada en 1790, lo que provocó un cambio en la dinámica económica y social del puerto.
La Huaca ha sido escenario de sucesos importantes, uno de ellos fue la valerosa resistencia ciudadana para enfrentar la invasión estadounidense en 1914, además del movimiento llamado «inquilinario» que consistió en que las mujeres del barrio dejaron de pagar el alquiler debido a los precios excesivos, arrojaron sillas, muebles y colchones alquilados a la calle para hacer una gran fogata. El movimiento se extendió a otras partes de Veracruz y se convirtió en una protesta social.
El lugar se caracteriza por sus calles pintorescas y su ambiente alegre y festivo que contribuye a la cultura veracruzana. En sus calles se formaron artistas como Toña La Negra, Moscovita y Agustín Lara. Respecto a la gastronomía, en La Huaca es posible disfrutar de un platillo típico veracruzano: las gorditas, hay dulces, blancas o de frijol. Además, en sus salones de baile se escuchó y bailó por primera vez varios ritmos como el danzón, la rumba, el son cubano o el guaguancó. Entre sus celebraciones están las fiestas de «El viejo» y «La Rama», festejos que se arraigaron en su gente y en el Estado.